Iglesia Parroquial San Salvador

Tras la reconquista, la iglesia cristiana se levantará sobre la mezquita árabe en ese mismo emplazamiento. De ese edificio medieval no queda ningún vestigio, pues sus sillares se reutilizaron en los cimientos del edificio actual.

Durante siglos, la de Sariñena fue colegiata, y a esas necesidades respondía el nuevo proyecto, encargado por el Concejo Municipal al arquitecto Agustín Sanz. Las obras del nuevo templo comenzaron en 1796, quedando paralizadas en 1808 y desarrollándose con problemas de financiación y cambios de arquitecto, lo que modificaría el proyecto original de Sanz hasta su finalización, a mediados del siglo XIX.

Así, encontramos un gran y voluminoso edificio, con aires neoclasicitas en el exterior y barrocos en la decoración interior, cuya puerta de acceso se abre a los pies de la nave, de planta de cruz latina, a la que en el siglo XX se añadiría una linterna para aportar más iluminación.

Gravemente dañada en 1936, con la quema y desaparición de su patrimonio inmueble, sólo se salvó parte de la imagen de la Virgen de las Fuentes (procedente del monasterio de La Cartuja). El retablo actual, que ocupa el altar, es obra de los hermanos Albareda (1968).

 

Ermita de Santiago

La ermita de Sariñena es el elemento histórico y arquitectónico más antiguo del pueblo que se conserva, datada en el siglo XIII.

Aunque la leyenda cuenta que fue San Eufrasio, santo originario de Sariñena, su constructor, el edificio fue levantado durante el reinado de Jaime I, igual que otros muchos templos religiosos de la zona, en una clara política de expansión territorial durante la reconquista. 

Junto al edificio se ubicarán un hospital para peregrinos, pobres y viajeros, y un puente de piedra para cruzar el río Alcanadre, además de un cementerio y un crucero, hoy desaparecidos, al servicio de los peregrinos que subían desde Sigena, procedentes del camino jacobeo catalán, así como para viajeros y feriantes.

Hoy, se ha recuperado el pozo de hielo (siglo XVI) y se ha ajardinado la zona, que cuenta con columpios, mesas de merendero y un mirador sobre el Alcanadre y Sariñena. También, y gracias al esfuerzo de la Asociación de Amigos de la Ermita, se ha levantado una nueva cruz de término.

Arruinada, abandonada y recuperada varias veces a lo largo de su historia, el edificio actual es resultado de la rehabilitación de la década de 1970, cuando se instaura como fiesta el día 15 de mayo (festividad de San Isidro, pero también de San Eufrasio).

Ayuntamiento de Sariñena

Fue proyectado por el arquitecto Eduardo Lagunilla, uno de los arquitectos que más trabajó para Regiones Devastadas en las provincias de Huesca y Zaragoza, en 1951 y finalizado en 1960. Responde a la función de la arquitectura del momento en la configuración del espacio a través de edificios de volúmenes compactos y rotundos que se imponen en el espacio que los rodea, algo especialmente simbólico en este tipo de edificios.

Así, el ayuntamiento tiene una posición predominante en la plaza. Aunque es de nueva construcción, el gusto regionalista de la arquitectura del momento le añade elementos como el porche, una reminiscencia de las lonjas medievales de los ayuntamientos clásicos aragoneses (aunque ya no albergue actividades ni mercado como antes sino, más bien, para dar solemnidad a la entrada al edificio) y un gran balcón corrido en la primera planta.

También los materiales constructivos responden al estilo típico de palacete aragonés: primera planta en piedra y fachada principal en ladrillo, con un modesto alero bajo el tejado. Las balconadas que se abren en la primera planta y todos los vanos del edificio están revocados en blanco, enmarcándolos. En conjunto, la imagen es de regularidad en sus formas, líneas sencillas y sobriedad en la decoración, resultando un edificio casi academicista. Un lenguaje arquitectónico nuevo que usa modelos cásicos, una combinación entre racionalismo y clasicismo.

La distribución interna responde a un esquema perfectamente estudiado: tras el porche exterior se abren el vestíbulo y la escalera noble, y a ambos lados, diversos espacios funcionales. La primera planta tiene como habitación principal el salón de sesiones, rectangular y alargado, y el lugar para la corporación municipal se eleva con un estrado del resto de la estancia, donde se sienta el público. El resto de la planta acoge el despacho del alcalde y el del secretario, además de las oficinas municipales.

Cuando se inauguró, en su planta baja se abrían las oficinas de Correos y Telégrafos. Hoy, en el tercer piso, se ubican otros servicios públicos. Ahora, la parte más alta está ocupada por el centro comarcal de Servicios Sociales. 

Capilla de Loreto

En el solar que antes había ocupado el convento de San Francisco se ubicaron la capilla de Loreto y los nuevos lavaderos.

Construidos en primer lugar y diseñados por el arquitecto Antonio Chóliz (1941-1944) los lavaderos se usaron poco, debido a los cambios sociales y la llegada de agua corriente a las casas, por lo que pasaron por diferentes usos hasta llegar a albergar en la actualidad la Biblioteca Pública Municipal.

El edificio, en forma de L y de una planta primero, aunque ampliado posteriormente, cuenta con una sencilla y llamativa sucesión de arcos de medio punto en ladrillo en toda la planta inferior. La segunda planta, levantada en la década de 1960, alberga oficinas de diferentes asociaciones, y una sala de actos donde puede apreciarse la estructura de vigas de madera original que sujeta el tejado.

La capilla de Loreto se levantó adosada a los lavaderos en 1960, sustituyendo a una románica anterior y siguiendo un esquema arquitectónico basado en la sencillez de materiales y las formas del arte medieval.

Destaca su esbelta torre campanario que, siguiendo la axialidad marcada de la arquitectura de Regiones Devastadas, abre una serie rítmica de vanos rectangulares en el centro de su fachada, culminados por el reloj y el hueco para la campana. Rematada por un chapitel de medio punto, corona la torre una gran cruz de hierro. El campanario alberga una de las campanas del antiguo ayuntamiento, así como la sirena.  

A su izquierda, la nave, cúbica y maciza, con una serie de aperturas en el muro, por donde se filtrará la luz al interior. Su estilo y año de construcción acercan esta capilla, estilísticamente y en su lenguaje formal, a las iglesias de algunos pueblos de colonización, que se construían por entonces en Los Monegros.

Edificio del Casino

La Sociedad Casino de Sariñena ha estado presente en la vida social de la localidad desde finales del siglo XIX, con diferentes emplazamientos hasta la construcción, en 1928, de un edificio propio, convirtiéndose en un lugar emblemático de la vida política, social y cultural de Sariñena.


Ubicado junto a la iglesia, y en el solar que antes ocupó el granero de primicias, el edificio se construyó en estilo neoaragonés, imitando las características de la arquitectura civil regional: entrada en arco de medio punto, fachada de ladrillo (en la que se abren ventanales, balcón y terraza) y ventanas más pequeñas en el tercer piso, bajo el alero de madera que remata el tejado. Todos los vanos están enmarcados en ladrillo. Presenta, además, un escudo de la localidad en piedra.


En su interior se guardan elementos de las construcciones medievales que ocuparon el solar siglos atrás, como los arcos rebajados del patio; los arcos apuntados de la sala ubicada a la derecha, y un gran aljibe. 


Desde la entrada, se accede la primera planta mediante una gran escalinata de piedra. En el primer piso se conserva la sala de juegos original, con detalles de la arquitectura de la década de 1920, como las columnas de hierro fundido que sustentan la techumbre de madera. Desde la misma estancia se accede a la terraza que se asoma a la plaza.


Adquirido por el Ayuntamiento, hoy el edificio se encuentra en proceso de rehabilitación.

Fuente de Piedra Villanueva

La fuente de piedra está ubicada en la calle Goya, junto a la antigua muralla, y es una de las construcciones más antiguas del municipio de Sariñena.

Data del siglo XVII, y responde al arquetipo de fuente de dos caños bajo arco y abrevadero.

En el año 2011 se llevó a cabo un proyecto de restauración de la misma.

Hospitalilllo

Cuando se inauguró, en su planta baja se abrían las oficinas de Correos y Telégrafos. Hoy, en el tercer piso, se ubican otros servicios públicos. Construido por Antonio Chóliz entre 1941 y 1944, el edificio se levantó sobre el solar que había ocupado el antiguo convento del Carmen y estaba destinado a ser un centro de asistencia sanitaria, pero tras su entrega, el Ayuntamiento lo convirtió en un centro de alimentación materno infantil. Tras diferentes usos, hoy es la sede de la Escuela de Adultos.


El espacio exterior ofrece buenas condiciones de luz, amplitud y aire, respondiendo al objetivo higienista de la arquitectura española del momento, más acentuado en este caso, dado el carácter sanitario que iba a tener.


El edificio presenta sencillez estructural, a base de muros de carga que favorecen los volúmenes cúbicos y rotundos, de apariencia maciza. Esta rigidez se rompe en la cubierta, con dos grandes pendientes a cada lado.


Como caracteriza a los edificios públicos construidos por Regiones Devastadas,  la entrada se ubica en un coqueto porche, abierto bajo un arco de medio punto. La fachada del primer piso está enlucida, mientras que la del segundo muestra el ladrillo caravista típico de la zona. Unos sencillos vanos se abren en ambas plantas, en un edificio que no muestra ningún tipo de ornamento.

Casa Paraled o Penén-Paraled

Es la vivienda más destacada de la localidad. Ubicada en el extremo inferior de la plaza de El Salvador, junto al Casino y la iglesia, se trata de un palacete señorial de tres plantas con fachada de estilo clásico y un porche sustentado por gruesos pilares de piedra, sobre el que se abre un gran balcón corrido de extremo a extremo, al que abren todos los ventanales del primer piso.

Construido por Francisca Paraled, viuda de Joaquín Penén, a finales del siglo XIX, el edificio fue usado como hospital de sangre entre 1936 y 1938 y ha acogido entidades como el Auxilio Social (década de 1940); ingenieros del IRYDA o sucursales bancarias. En la actualidad es una vivienda particular.

Torreón y recorrido por la muralla de Sariñena

Cuando Pedro I toma Sariñena en 1101, la localidad contaba con un castillo musulmán y una muralla que rodeaba toda la población. Así, las calles Castillo Alto y Castillo Bajo mantienen el recuerdo de su ubicación en la parte más alta del pueblo, sobre una base rocosa. Además, la denominación popular de “el Muro” al óvalo delimitado por la plaza Villanueva y las calles Goya y Ronda San Francisco mantienen el recuerdo del recorrido de la muralla, hoy invisibilizada por las casas que se sobrepusieron.

Las crónicas medievales citan «antiguos y robustos muros» y «numerosos torreones» de ellos se conserva uno, el denominado Torreón de los Foces, restaurado en 2011 y convertido hoy en un Centro de Interpretación del Dance de Sariñena.

La muralla contaba con tres puertas o portales: el de Fraga, el de San Francisco y el de Villanueva, y frente a cada una de ellas, una fuente-abrevadero.

La calle del Mercado y las ferias de Sariñena

Desde la Edad Media y hasta hoy, el pulso de la vida económica de Sariñena lo marcan las ferias.

A mediados del siglo XIV el rey Pedro IV concede a la villa el privilegio de organizar ferias, dentro de una política que favoreciera las actividades económicas del reino. Un siglo después, la villa conseguirá el permiso para poder construir el puente de piedra sobre el río Alcanadre, una infraestructura de envergadura, que da muestra del volumen de personas y ganado que se acercaban a la villa a cada una de las tres ferias anuales que celebraba, convirtiendo a la localidad en un referente y una de las ferias de ganado mular más importantes del reino de Aragón.

La primera feria que se celebraba era la de la Candelera o Candelaria, el 2 de febrero; seguida de la de Ramos, la más importante de las tres (que iniciaba el Domingos de Ramos, hasta la víspera de Jueves Santo) para finalizar con la de Santa Cruz (3 de mayo).

La calle Mercado, en el corazón de la villa, será escenario y testigo de este comercio durante siglos. Bajo sus porches, preparados para acoger a mercaderes y tratantes de ganado venidos de todas las regiones vecinas (Cataluña, Valencia, Navarra, Castilla y sur de Francia) se cerraban tratos y negocios de ganados, lana y tejidos. 

Con el tiempo, el espacio se quedaría pequeño, abriéndose a una nueva calle en la parte más alta del pueblo donde ubicar el ganado que se vendía: la calle Mercadal.

Además, la calidad de los pastos del término municipal lo convirtieron en el lugar en el que pasaban los inviernos decenas de miles de cabezas de ganado procedentes del Pirineo cada año, ocupando todas las palancas y corrales de la zona.

Hoy, la calle guarda uno de los rincones más pintorescos de Sariñena, combinando destacadas viviendas del pasado siglo, como casa Sagarreta, con ejemplos de arquitectura popular, como la vivienda ubicada en el número 6. 

Sariñena es heredera de una rica tradición de productos cárnicos, presente en todas sus carnicerías; de uno de los pocos talleres de botería abiertos en España, y de la segunda feria organizada en nuestra comunidad, FEMOGA.

Museo de La Laguna

El inmueble, popularmente conocido como Casa La Miguela, fue una histórica posada de Sariñena, citada por Pío Baroja en su libro “Las horas solitarias”. La colección etnográfica que se muestra es resultado del trabajo de la Asociación de Mujeres, impulsora de su apertura en 1992, antes de su traslado definitivo al edificio actual.

Se trata de un inmueble civil típico aragonés, con una fachada en ladrillo, arco de medio punto en la entrada, balcones en la primera planta, y ventanas de inferior tamaño en la falsa o buhardilla, rematada por alero de madera.

Su interior guarda buena parte de la disposición tradicional de la casa, con elementos como el patio empedrado. En la planta baja, las antiguas caballerías se han convertido en una zona expositiva con objetos y elementos de la vida en el mundo rural del siglo XIX y principios del XX.

La primera planta muestra una cocina típica, organizada en torno al fuego del hogar. Al otro lado, una sala para exposiciones temporales. Subiendo al tercer piso encontramos un espacio dedicado al aeródromo Alas Rojas, con fotografías de 1936 y una réplica de la bandera de la Escuadrilla Alas Rojas. Por último, en la zona abuhardillada, una imponente colección de maquetas, obra de Manuel Casabón, reproducen fielmente edificios destacados del municipio, como La Cartuja de las Fuentes, la ermita de Santiago o la iglesia, y otros desaparecidos.

Su patio exterior es escenario habitual de diversas actividades culturales a lo largo del año.

•    Horario: Viernes y sábados, de 17.00 a 20.00 horas. Domingos de 11.00 a 13.00
•    Dirección. C/Gasset
•    Teléfono. 974 57 09 00
•    Correo. museolalaguna@sarinena.es

Aeródromo Alas Rojas

La localidad de Sariñena constituyó un importante emplazamiento en el frente de Aragón, acogiendo distintas reuniones de mandos militares. Igualmente fue cuartel general dependiente del Comité de Milicias Antifascistas. También sede de la Dirección General del Frente, bajo el mando del comandante Reyes. Asimismo, la denominada Casa de Torres, fue sede del Estado Mayor del coronel Vicente Guarner, enviado por la Generalitat para organizar las tropas. 

En Sariñena tuvieron asiento las columnas Carlos Marx del PSUC y Lenin del POUM. Se documenta la presencia del anarquista Buenaventura Durruti, quien dio el histórico mitin conocido como “Discurso de Sariñena”, desde la terraza del Casino. También, en otra fase de la guerra, la ministra Federica Montseny, de la CNT, arengó a las tropas desde el mismo balcón.

Con todo, siendo importante la localidad de Sariñena como enclave estratégico en la organización del frente aragonés, hospital militar, colectividad que llegó a emitir papel moneda, nudo de comunicaciones o centro logístico para la reparación de vehículos, etc, su relevancia fundamental radica en la construcción del aeródromo “Alas Rojas”, en el límite de su término municipal con el de Albalatillo.  

El Museo de Sariñena cuenta con una sala dedicada al aeródromo, el más importante que tuvo la República para defender el frente de Aragón, con imágenes de las instalaciones de 1936 y una réplica de la bandera de su escuadrilla. Su visita complementa el recorrido por los vestigios.


Aeródromo Alas Rojas
Los notables vestigios del aeródromo se encuentran en el punto kilométrico 3,5 de la carretera HU-V-8301 en dirección a Albalatillo, entre las cuencas de los ríos Flumen y el Alcanadre.

La citada carretera divide el complejo, dejando en la parte derecha la pista de aterrizaje y los elementos defensivos fundamentales, y al lado izquierdo, los restos de las instalaciones auxiliares.

El aeródromo se habilitó el 2 de agosto de 1936, instalándose los primeros aparatos, cazas tipo Nieuport-52, y constituyendo un importante centro estratégico del ejército republicano hasta la ocupación de Sariñena por las tropas franquistas en marzo de 1938, con la caída del frente de Aragón. 

El aeródromo “Alas Rojas” estuvo bajo el mando del teniente coronel Alfonso de los Reyes, destacado militante del PSUC.

En los últimos años se han rehabilitado y señalizado los elementos más destacados del complejo, facilitando su visita con paneles informativos y audioguías, que pueden escucharse en este enlace.


Pista de aterrizaje
En el lado derecho de la carretera se conserva parte del cemento de la pista de aterrizaje, la única original conservada de la guerra en España.

Ubicada entre la carretera y los campos cultivados, la pista mide 10 x 500 metros. Sobre ella se han levantado tres granjas alineadas, pero sigue siendo visible desde la verja la rosa de los vientos de cinco metros de radio, grabada en el hormigón del suelo.

En el perímetro de lo que constituyó la pista y superficie auxiliar se abre una línea continua de trinchera de al menos 2,8 kilómetros, perfectamente reconocible, excavada en tierra o en zahorra compactada, de un metro de ancho y un metro de profundidad apreciable en toda su dimensión. Se han recuperado 30 metros, en los que se pueden ver un puesto para ametralladora antiaérea y un polvorín de grandes dimensiones con sus correspondientes entradas y galerías.

 

Tumba y estela de aviadores
En el límite de las defensas del aeródromo y junto a la entrada de una granja, se encuentran una tumba rematada con una lápida y una estela de piedra.


En la tumba, trapezoidal, puede leerse: “Aquí cayó con otros compañeros el 14-IX-1937, II A. T. (Año Triunfal) luchando por Dios y por España, el capitán voluntario de Aviación Carlos Muntadas S. Prim Duque de los Castillejos nacido en Barcelona en enero de 1901”.

Junto a ella, una estela de piedra arenisca levantada sobre un pedestal y coronada por una semiesfera a modo de tímpano con los símbolos de la Falange (el yugo y las flechas) una cruz latina en el centro y a la derecha el emblema del Arma de Aviación. En el cuerpo central puede leerse “En este lugar dio su vida por Dios y por España el alférez de aviación Abelardo Carazo Calleja en accidente nocturno el 14 de septiembre de 1937. Sus padres le dedican este recuerdo”.

Al otro lado de la carretera, en la parte izquierda en dirección a Albalatillo, se levantaron servicios auxiliares al campo de aviación como barracones para trabajos mecánicos y taller, instalaciones para los pilotos, incluyendo una piscina, depósito de agua elevado, transformador de luz, y un refugio antiaéreo subterráneo de grandes dimensiones construido en hormigón armado. Los restos de este esfuerzo constructivo se encuentran en el ámbito de una finca particular.

 

Fuente
Un breve tramo de escaleras da acceso a la “Fuente del Saso” o “Fuente de los veinte caños”. De estructura cuadrangular, aunque irregular, y grandes dimensiones, la fuente consta de dos partes diferenciadas. A la izquierda se aprecia la primera obra fechada en enero de 1937, según reza en una breve leyenda en cemento, y que fue construida por el personal del aeródromo para dar servicio a la base aérea; una gran plataforma hormigonada circundada por las pilas, caños de agua y sobraderos cubre la zona de agua embalsada, conformando el resto de la fuente. A la derecha se aprecia la zona de lavaderos que servía para atender las necesidades de pilotos, técnicos y personal auxiliar del aeródromo.

 

Defensa antiaérea
En este ámbito de servicios, se ha recuperado igualmente una defensa antiaérea de fábrica de hormigón, con su entrada.