Como todos los pueblos de colonización, La Cartuja de Monegros merece un pausado paseo por sus calles, que nos permita disfrutar de una arquitectura única, que se muestra en su máxima expresión en la plaza, con el arco de ladrillo que da la bienvenida al visitante y la iglesia de San Bruno, en cuya fachada destaca un colorido mosaico cerámico. En su interior, vidrieras de colores, escultura, ornamentos y elementos de la liturgia, todos de mediados del siglo XX, nos sumergirán en un nuevo concepto de espacio religioso, concebido tras los cambios producidos en el Concilio Vaticano II.
También podremos disfrutar de las renovadas instalaciones deportivas, de las piscinas en época estival y del pinar que rodea sus calles. En una de las rondas que circunvalan la localidad, y a la sombra del pinar, encontraremos el área para autocaravanas, un lugar idóneo desde el que comenzar cualquiera de las rutas que nos llevarán hasta la sierra de Alcubierre o el monasterio de La Cartuja, incluyendo su fuente de los milagros.
La Cartuja también es el punto de origen y fin de la ruta del Agua, que recorre diferentes infraestructuras relacionadas con su aprovechamiento en el término municipal (canal de Monegros, balsas, fuentes…)
Por supuesto, la visita a Cartuja de Monegros debe incluir una visita al monasterio del que recibe el nombre, La Cartuja de Las Fuentes, Bien de Interés Cultural y el conjunto pictórico que suponen los más de 2.000 m2 de frescos de fray Manuel Bayeu que decoran su iglesia.