La nueva iglesia de San Jorge del barrio de La Estación se construyó en sustitución de la anterior, levantada en 1928, y que sufrió severos daños durante los bombardeos en la guerra civil, dado el papel estratégico del ferrocarril durante el conflicto.
El edificio presenta planta basilical, alargada y rectangular, de una única nave y testero plano. De volúmenes cúbicos y macizos, la entrada se hace bajo un arco de medio punto. Los pocos vanos que se abren son del mismo estilo, una reminiscencia al arte románico que tanto gustaba a los arquitectos de Regiones Devastadas. La torre, ubicada a la derecha de la entrada, repite los mismos vanos y presenta un vistoso tejado a cuatro aguas. En un conjunto tan formal y falto de ornamento, la única licencia decorativa son las columnillas helicoidales que parten los vanos gemelados del edificio. Tanto la iglesia como la torre se coronan con un generoso alero de madera bajo el tejado, al más puro estilo aragonés.
El estilo busca elementos de la arquitectura medieval, con un espacio interior sencillo y sobrio, con arcos y vigas a la vista, como es típico en la arquitectura popular aragonesa, y apenas elementos decorativos, consiguiendo una sensación de atemporalidad.
El edificio parroquial anexo, de una planta, presenta un pequeño pórtico en la fachada principal.