La inauguración de la línea de ferrocarril Barcelona-Madrid el 16 de septiembre de 1861, junto con el servicio de estafeta de correos, y el 1 de marzo de 1868, el de telégrafos, dio lugar al asentamiento de sus trabajadores y nacimiento del barrio de La Estación, una población con carácter propio.
Pronto se abrirían bares y los primeros comercios de comestibles, y aparecerían las primeras viviendas. Además, las instalaciones pronto se quedaron pequeñas y fueron ampliadas en 1905, y de nuevo en 1925, y en consonancia, el personal de todas las empresas que trabajan en la estación va en aumento, y con ello, el asentamiento de negocios y familias: en el año 1900, 66 personas habitaban sus casas; en 1930 lo hacen 228. El barrio llegará a su máximo en la década de los años 40, con 268 habitantes.
Las necesidades de los nuevos pobladores y la falta de servicios provocarán no pocas demandas, y es que el carácter luchador y reivindicativo de sus trabajadores marcará la personalidad del barrio. Huelgas generales, sindicatos y movimientos obreros tienen mucha más fuerza en esos años en La Estación que en la propia Sariñena, más ajena a la lucha obrera. Su decidido compromiso político y social, y su situación geográfica determinante, convertirán a La Estación en una de las protagonistas de la guerra de 1936, y en protagonista de una dura represión y purga de trabajadores tras 1939.
Hoy el Barrio de la Estación cuenta con medio centenar de habitantes, y se ha convertido en un pequeño polo industrial de Sariñena.