Ayuntamiento de Sariñena

Un 2 de junio de 2015, la DPH compró el enclave e inició su recuperación. En total, ha invertido ya 5 millones de euros. 

Hace justo diez años, el 2 de junio de 2015, se firmó el acuerdo que lo cambió todo para la Cartuja de Las Fuentes. La Diputación Provincial de Huesca cerró su compra y asumió la titularidad de este enclave único, entre las localidades Sariñena y Lanaja, que se encontraba al borde de la ruina. El paso a manos públicas marcó el final de una etapa de olvido y el inicio de otra llena de esperanza y compromiso.

Pero la historia comenzó mucho antes. En abril de 2013, la voz de Los Monegros empezó a alzarse con fuerza. Asociaciones, estudiosos y ciudadanos se unieron en torno al manifiesto ‘Salvemos La Cartuja’, impulsado desde el blog ‘Os Monegros’, para reclamar su protección y su paso a manos públicas. Aquel clamor colectivo, respaldado por entidades como Apudepa, Hispania Nostra o el Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet, reunió cientos de adhesiones, incluidas firmas ilustres como las de Eugenio Monesma, Antón Castro, Óscar Sipán, Ignacio Calvo o Elena Barlés.

Frente a la amenaza de ruina, la ciudadanía propuso memoria y acción. Organizaron romerías reivindicativas y además, avivaron la historia y valor del monumento, decorado con los frescos de fray Manuel Bayeu, el que fuera hermano del pintor de cámara Francisco Bayeu y cuñado de Francisco de Goya. El movimiento nacido desde abajo se escuchó arriba y finalmente, encontró eco en las instituciones. Antonio Cosculluela, entonces presidente de la DPH, recogió el guante y asumió la responsabilidad de actuar. La compra del conjunto monástico, que estaba en manos de la familia Bastarás, se cerró por 260.000 euros, su valor catastral, y de forma inmediata, llegaron las inversiones destinadas a frenar su deterioro, cuyo signo más evidente era el agujero del chapitel de su torre campanario.

A partir de ese momento, las grúas y los andamios se convirtieron en parte de la foto fija de la Cartuja de Las Fuentes, que ha recibido ya alrededor de 5 millones de euros de inversión. De ellos, una parte importante han estado dirigidos a la restauración de su obra pictórica, uno de los conjuntos murales más importantes de Aragón y de la pintura barroca española, por su extensión (2.000 metros cuadrados), singularidad y calidad. Y, además, las obras se han hecho siempre compatibles con acciones dirigidas a darle vida al enclave, que ofrece un programa estable de visitas guiadas y es uno de los escenarios más importantes del Festival Sonna Huesca. Por aquí, han pasado ya artistas como Amaral, Rozalén, Malú, Rodrigo Cuevas, Ariel Rot, Manu Chao o Miguel Ríos.

Una de las primeras intervenciones fue la reparación del agujero del chapitel de la torre campanario y de forma paralela, la renovación de las cubiertas de los principales edificios del conjunto monacal, declarado Bien de Interés Cultural en 2002. «Durante los tres primeros años, las obras se centraron en las cubiertas, que era lo que más dañado estaba y por lo tanto, lo más urgente, porque su estado ponía en peligro todo lo que había en el interior, incluidas las pinturas», explica Laura Puyal, jefa de la sección de Arquitectura y Patrimonio de la Diputación Provincial de Huesca.

Aquella actuación de emergencia supuso una inversión inicial de 200.000 euros y permitió intervenir en las techumbres de la iglesia, el claustrillo y la propia torre campanario. A partir de entonces, los trabajos han seguido una hoja de ruta clara: consolidar, restaurar y, al mismo tiempo, dotar de vida al conjunto. «Desde 2019 y hasta 2024, entre obras estructurales y restauración pictórica, se han invertido 2,8 millones de euros, priorizando siempre lo más urgente, pero sin perder de vista la recuperación integral del conjunto», detalla Puyal.

En esta etapa, entre los hitos más importantes, está la restauración de las pinturas de la nave de la iglesia, la tribuna y el crucero. En este último caso, la inversión fue de 1,4 millones de euros. Y, en 2024, entre obras y pinturas, la DPH destinó otro millón de euros.

Dentro de las principales actuaciones, también destaca la rehabilitación integral del edificio de porterías, concebido como espacio de recepción de visitantes y dotado, además, con dos viviendas pensadas para acoger a estudiosos o personas interesadas en desarrollar proyectos vinculados al enclave o su entorno. También se ha trabajado en los claustrillos y patios interiores, muy deteriorados, cuyas humedades por capilaridad amenazaban la estabilidad de los muros. «En una primera fase, se actuó en las cubiertas, evitando que el agua entrara desde el cielo, digamos, y ahora estamos en una etapa centrada en frenar el deterioro que sube desde el suelo, con intervenciones específicas en muros y cimentaciones», explica Puyal.

Junto a estas intervenciones, entre otras, se han consolidado los contrafuertes de la iglesia, restaurado la muralla perimetral y acondicionado el atrio. Además, a lo largo de las obras, han ido apareciendo hallazgos inesperados, como el antiguo horno, un molino de aceite, la veleta original o incluso un polvorín de la Guerra Civil.

Un lugar con alma

Pero la Cartuja no solo se restaura. También se difunde y transmite. Y una buena parte de esa conexión que se lleva cada visitante está relacionada con la labor de uno de sus guías, el historiador y divulgador Alberto Lasheras, que cada fin de semana acompaña a los grupos de visitantes con un relato que va más allá del discurso oficial. Su pasión por la historia y el arte, lo llevan a enriquecer sus explicaciones con anécdotas, personajes y detalles adaptados al interés de cada visitante.

El espacio se abre los sábados, domingos y festivos, con dos turnos (11.00 y 12.30 horas). Las visitas son gratuitas y de forma anual, recibe entre 6.000 y 7.000 personas. Zaragoza es su mayor foco de visitantes. Desde allí, este pasado fin de semana llegó un grupo de artistas y estudiosos de la mano de la galerista Carmen Terreros, cuyas raíces están en la cercana localidad de Lanaja. «Estoy muy impresionada por la calidad de las pinturas y la historia; da pie a muchas novelas. Merece ser más conocida, dentro y fuera de Aragón, y respecto a las pinturas son dignas de ser difundidas, mimadas y cuidadas; son espectaculares», comentó la escritora Ana Alcolea. A su lado, entre otros, estaban el artista Santiago Arranz y la crítica de arte Desiré Orús.

Otros que acudieron por primera vez a visitarla fueron María José Menaque y Miguel Salas, de Albalate del Arzobispo, que salieron encantados con la visita. «Es maravilloso», señalaron. «Es un tesoro escondido; se queda corta la visita, es impresionante», añadieron. Borja Escanero, vinculado a Lanaja, confesaba su sorpresa: «De cómo estaba a cómo está ahora, es un gran avance. Me alegra mucho y además, sorprende el valor que hay aquí, y en mi caso, que nunca lo hubiera conocido hasta ahora, con lo cerca que lo tengo».

A lo largo de estos diez años, el cine también ha contribuido a difundir la belleza de La Cartuja de Las Fuentes. En 2016, Agustí Villaronga eligió este enclave para rodar escenas de ‘Incierta gloria’, seducido por su atmósfera detenida en el tiempo. En 2021, la artista alemana Sarah Connor también grabó aquí uno de sus videoclips y en 2022, fue el turno del músico Johnny Garso.

Un futuro prometedor

La Cartuja de Las Fuentes ya no es ese lugar olvidado al borde del colapso que fue. Hoy es un espacio vivo, con una historia recuperada y un futuro en construcción. Las obras no se detienen.

La restauración de las pinturas de los claustrillos es uno de los próximos hitos, con varias fases ya en licitación. «Tenemos un proyecto total valorado en más de un millón de euros. De momento, están en licitación las capillas de la Inmaculada y la Santísima Trinidad, con un presupuesto conjunto de 215.000 euros. Nuestra idea es sacar también la de San Miguel antes de fin de año», detalla Puyal.

A la vez, se exploran nuevos usos para el edificio de obediencias, con un proceso participativo que ha implicado a la población y agentes del territorio. «Hemos recogido ideas de vecinos, asociaciones y entidades de la zona. El 14 de junio haremos la sesión de retorno y se presentarán las conclusiones. Han participado unas 50 personas», detallan desde la DPH. El edificio también será objeto de mejoras. La primera la renovación de las cubiertas.

HITOS DE SU HISTORIA MÁS RECIENTE:

25 de mayo de 1998: Primera referencia parlamentaria: Proposición no de Ley nº 74/98 sobre la Cartuja de Las Fuentes para su tramitación ante la Comisión de Educación y Cultura de las Cortes de Aragón.

6 de marzo de 2002: Declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Aragón.

2013-2014: Movilización ciudadana y presión social

Primer domingo de junio de 2013: Primera Romería Reivindicativa para pedir el paso a titularidad pública.

17 de julio de 2013: Presentación en Sariñena de la Plataforma “Salvemos La Cartuja”.

21 de agosto de 2013: Los herederos de la Cartuja ofrecen una nueva cesión a la DGA (Gobierno de Aragón).

5 de octubre de 2013: Presentación del informe de expertos impulsado por APUDEPA sobre el valor histórico-artístico y la necesidad de titularidad pública.

21 de marzo de 2014: Los cinco grupos políticos de las Cortes de Aragón piden por unanimidad al Ejecutivo autonómico que negocie la adquisición del monasterio.

15 de mayo de 2014: Romería de San Isidro. Monegros pide obras urgentes y el paso a manos públicas.

17 de mayo de 2014: Los propietarios (familia Bastarás) completan el pago del impuesto de sucesiones, condición previa para la cesión.

27 de mayo de 2014: APUDEPA defiende en las Cortes de Aragón la titularidad pública para la Cartuja.

2 de junio de 2015: La DPH firma la escritura de compraventa y adquiere oficialmente la Cartuja de Las Fuentes por 265.000 euros, abriendo la puerta a la rehabilitación del monumento.

Diciembre de 2015: La DPH inicia el proceso de restauración y rehabilitación del edificio, con el desarrollo de las primeras obras.

2016-2019: La DPH renueva las cubiertas de los edificios principales con una inversión de 200.000 euros.

2019-2024: El monumento recibe alrededor de 2,8 millones y del total, 1,4 se destina a la restauración de las pinturas de fray Manuel Bayeu.

Septiembre de 2021: La Cartuja se convierte en el principal escenario del Festival Sonna de la DPH y acoge los conciertos de Amaral y Rozalén.

Finales de 2021: Se colocan los primeros andamios de más de 12 metros de altura para la restauración de los frescos de la bóveda de la nave central.

2022: Se culmina la restauración de las pinturas de la nave central, tribuna, crucero y cabecera de la iglesia. La empresa Artyco, con seguimiento de Summa, desarrolla los trabajos.

Agosto de 2022: Entrega oficial de los trabajos de restauración de las pinturas de la nave del templo. Se destaca el “incalculable valor del trabajo al que Bayeu dedicó casi cuatro décadas de su vida”.

Octubre de 2022: Se abren las puertas del nuevo centro de acogida de visitantes, que está situado en el edificio de las porterías.

Hoy: El monumento sigue en proceso de restauración, pendiente de la recuperación de las pinturas situadas en los claustrillos y otras dependencias. Los trabajos de las primeras capillas ya han sido licitados. Además, y de forma paralela, hay en marcha un proceso participativo para decidir los futuros usos del edificio de obediencias.